Tercer aniversario luctuoso de Fidel Castro, Su memoria es indeleble
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El dirigente nacional de UPREZ Felipe Rodríguez Aguirre , estudiantes de la Preparatoria 296 de Tultitlán, Estado de México, el artista plastico “Cienfuegos” y profesores de la institución que lleva el nombre de Fidel Castro, encabezados por el director del plantel Pedro Pablo Ponce y diplomáticos de la embajada como Sonia Hernández y José Antonio del Pino, con ellos el Fiscal de FEPALC Fernando Olivas Ortiz.

* Consejera Sonia Hernández Camacho, Segunda Jefa de  la Misión de Cuba en México, en ocasión del tercer aniversario de la partida física del Comandante en Jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz.

En el Comandante Fidel, la rebeldía ante lo injusto fue creciendo siempre, así como la búsqueda incesante de la justicia para todos en cualquier rincón de Cuba, Nuestra América o la humanidad.

Contaba pocos años de edad cuando comenzó a rebelarse, fueron verdaderas escaramuzas que logró vencer en el ámbito de lo cotidiano.

Fidel había nacido en el verano de 1926, en Birán, lugar casi desconocido de la geografía cubana que ni siquiera aparecía en los mapas.

Cuando ingresó al Colegio de Belén, en La Habana, recibió agravios por ser muchacho de campo, pero a la vuelta de los años —debido a sus buenos desempeños académicos y deportivos— resultó aclamado al graduarse de aquella institución donde cursaban estudios los hijos de las familias más acaudaladas del país.

Con el golpe de Estado de 1952, protagonizado por Fulgencio Batista,  comenzó otra etapa más conocida de Fidel en su ruta de lucha histórica contra la injusticia. Poco antes de asaltar el Moncada visitó la casa de sus padres en Birán, de vuelta a la raíz en una despedida. Cuando ya estaba en el presidio, escribió como quien desahogara un sentimiento triste con el ansia de aliviar, soñar y hacer algo para que una vez se desvanecieran todas las injusticias.

Esto se traduciría en la pertinaz lucha de toda su existencia por una vida decorosa para los cubanos, con trabajo, asistencia gratuita de salud, cultura, paz, derechos plenos y en especial, educación.

Por la educación vivió y luchó Fidel. Movió sus energías por transformar el archipiélago mayor de las Antillas que es nuestra Patria, también Latinoamérica y el Mundo, porque no era posible la educación para todos, sin justicia para todos. La Revolución cubana se hizo para la justicia y ese es el estandarte que defiende hoy con belleza firme y audacia valiente por la plenitud feliz de los seres que habitan el planeta. La Revolución se hizo para la justicia y la educación que es lo mismo que decir para la vida. Con la educación la Revolución es verdadera.

Sería infinito el recuento de tantas adhesiones nobles y temerarias en Fidel a favor de los pueblos, con una humanidad que aún crece como árbol frondoso para el mañana: hasta la sangre por el heroico pueblo de Vietnam, a favor de la causa palestina y del frente saharaui, contra las dictaduras en el Cono Sur de nuestro Continente, contra la deuda externa impagable, contra la recolonización de Nuestra América, por los pueblos de África, contra invasiones y armas nucleares, contra el despojo y la humillación de los pueblos.

Las causas de los pueblos caben en las ansias de Fidel y la Revolución cubana. Cuba lo demuestra en la maravilla de ser ejemplo y vórtice de Revoluciones.

Aquel 25 de noviembre amaneció el sol con el mismo brillo pero los corazones de millones de cubanos no sintieron igual. Nunca se vio un pueblo tan consternado ni el mundo se concentró tanto en una noticia, para quienes lo admiramos, una bastante difícil.

Son tres años y parece que nunca sucedió porque su memoria es indeleble. En un día histórico como el señalado, basta con un “gracias por todo, Fidel”, y con hacer nuestra la consigna que enarboló siempre: “Patria o Muerte, venceremos”.

  • Discurso pronunciado por la Consejera Sonia Hernández Camacho durante el homenaje luctuoso en la embajada cubana en la CDMX

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