El Sacerdote Miguel Ángel Soto será reconocido como Campeón Mundial Humanitario
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* En Culiacán el 1 de octubre el Padre recibirá una réplica del cinturón del CMB de parte de Mauricio Sulaimán presidente del organismo

* Para su noble labor goza del apoyo incondicional de un grupo de agricultores, comerciantes, restauranteros y la solidaridad sin reservas de los ciudadanos

* Un eficaz equipo de guerreras y guerreros lo acompañan y hasta ahora no ha parado en la entrega de dos mil despensas diarias para los más necesitados

Rafael Báez Molina

Culiacán, Sinaloa, México.-  De nueva cuenta, esta importante ciudad estará en los ojos del mundo y no es para menos, el majestuoso evento será a todas luces extraordinario, tal distinción la encabezará Mauricio Sulaimán Saldívar, Presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) quién hará entrega de la réplica del cinturón del CMB al Padre Miguel Ángel Soto, de la Capilla del Carmen, ubicada por las calles Francisco Villa y Paliza de esta ciudad capital de los sinaloenses, como “Campeón Mundial Humanitario”. Reconocido con toda justicia como un altruista de corazón de oro.

Vale la pena resaltar el artículo del prestigiado periodista  y columnista sinaloense, Felipe Guerrero, respecto a este tema: “TU TAMBIÉN ERES MI CAMPEÓN”.

Él también es mi campeón y, por supuesto, tiene más que merecido que venga hasta Culiacán Mauricio Sulaimán Saldívar, Presidente del Consejo Mundial de Boxeo, a entregarle una réplica del cinturón de ese organismo que lo distingue como “Campeón Mundial Humanitario”.

El CMB le ha otorgado el cinturón a diversas personalidades del mundo que se han distinguido por su altruismo.

Ahora este organismo reconoce a un hombre que, en el silencio generoso de su corazón, de su humildad y su amor al prójimo, ha trabajado incansablemente a favor de los pobres y de los más vulnerables. Más aún en estos días aciagos y dolorosos para el mundo y para México.

Cuando la pandemia arreció, empezó hablar con sus amigos y les informó que redoblaría sus esfuerzos para mitigar, de algún modo, los efectos nefastos del virus. Así que puso manos a la obra, organizó y reforzó su equipo de guerreras y guerreros y hasta ahora no ha parado en la entrega de dos mil despensas diarias y, aparte, 200 desayunos calientitos para su clientela habitual compuesta de seres desvalijados por la vida, cuyo último reducto es la calle.

Ahí, hasta ese espacio generoso, que no requiere credenciales ni afiliaciones, todos los días a temprana hora recalan indigentes de toda laya: Drogadictos, alcohólicos, viejitos, dementes, prostitutas, niños en abandono, gente perseguida, trúhanes de poca monta, todos ellos  hijos del desamparo absoluto.

Es una tropa, desaliñada, variopinta, cuyos integrantes emergen de entre la penumbra, como fantasmas, huyendo de las banquetas y los rincones de la ciudad antes de que se imponga la luz del día.

Saben que ahí les espera el alimento caliente y el alma de un hombre bueno; la oración y el rezo, la bendición y la buenaventura, y la entrega sin reserva, sin condición, de alguien que Dios les puso por delante.

Todos los días, desde que empezó la pandemia, el Padre Miguel y su equipo, recolectan ayuda en especie. Hasta los patios de la parroquia Del Carmen, en pleno corazón de Culiacán, llegan cajas con hortalizas, frutas diversas, pan, tortilla, latería y comestibles perecederos para la comida diaria.

Son alrededor de 20 gentes las que a día a día ayudan al Padre Miguel a recibir la mercancía, a desempacar y luego a empacar lo que constituye una despensa. Posteriormente viene la otra etapa no menos pesada: Distribuir las despensas y para ello se requiere transporte y más manos.

Gracias al apoyo incondicional de un grupo de agricultores, comerciantes, restauranteros y la solidaridad sin reservas de ciudadanos como el agricultor Eduardo Leyson Castro. El Padre Miguel Ángel Soto, saca adelante su tarea de organización, clasificación, desempaque, empaque, distribución, planeación y administración. Un ejercicio de por sí nada fácil.

Aparte, nuestro campeón, el Padre Miguel, se da tiempo para visitar a enfermos y familiares en los hospitales, para distribuir medicamento y para atender a sus feligreses que no son pocos.

La manutención del equipo tampoco es cosa menor, pero el Padre Miguel se las arregló para que a diario lleguen ahí cuarenta platillos, con menú diverso, provenientes de distintos restaurantes, gracias al patrocinio de un grupo de empresarios.

Los méritos del Padre Miguel para recibir el cinturón de “Campeón Mundial Humanitario” de parte del Consejo Mundial de Boxeo son muchos, pero la circunstancia que vive el país, sobre todo los más, los vulnerables, lo pintan de cuerpo entero. El Padre se ha fajado en el ring, con ganchos certeros de solidaridad, contra la letalidad de un enemigo invisible: El Covid-19.

“El Padre Miguel también es mi campeón; es mi ídolo y es el ejemplo más vivo de la humildad y la praxis que dicta el Evangelio de San Mateo: “No dejes que tú mano izquierda sepa lo que hace la derecha”. Ahí les hablan a esos que utilizan la desgracia para sus fines políticos y personales. Lo único que les interesa no es entregar la despensa, sino tomarse la foto, exhibirse entre la miseria por lo que dicen luchar pero que nunca han podido desterrar.

Pero aquí lo que importa es el Padre Miguel y el reconocimiento que este próximo jueves, 01 de octubre, recibirá de manos de Mauricio Sulaimán, Presidente del Consejo Mundial de Boxeo, teniendo como testigos de honor al Gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, al Obispo de la Diócesis de Culiacán Jonás Guerrero y al horticultor Eduardo Leyson. Enhorabuena mi Campeón.

Por otra parte, en una entrevista telefónica con el columnista Rafael Báez Molina, el Padre le comentó que es originario de Guamúchil, Sinaloa, la tierra de Pedro Infante, qué realizó sus estudios en Roma, Italia, y le han servido para tener otra visión del mundo católico y entender las necesidades de la comunidad católica en Culiacán, en especial en la Parroquia del Carmen, de la cual es responsable desde hace seis años con el apoyo, primero del entonces obispo Benjamín Jiménez Hernández y con el actual, Jonás Guerrero Corona.

Qué en ese tiempo fue entrevistado por otro reconocido periodista de Culiacán, Francisco de Asís Solís Reátiga, a quien también le comentó lo anterior y que escribió: Aún con sus múltiples ocupaciones el sacerdote Miguel Ángel Soto Gaxiola, se dio a la tarea de escribir un libro, producto de sus entrevistas y encuentros con los migrantes. “Me contaron sus historias de vida y en verdad que llegará al corazón de los lectores que adquieran este libro”, menciona modestamente el sacerdote a Solís Reátiga.

Dijo el padre, que el libro impactará por su contenido sentimental, ya que los entrevistados abrieron su alma en contar sus historias de vida. Agradeció la entrevista y el apoyo de los feligreses para editar el libro y en las mejoras del templo y además al Obispo de la Diócesis de Culiacán, Jonás Guerrero Corona.

Otros importantes logros han sido el desayunador que funciona en la Parroquia, que otorga más de 210 desayunos diarios de lunes a sábado a indigentes e inmigrantes a su paso por Culiacán rumbo a Estados Unidos y algunos a Canadá.

Y menciona que una anciana honorable donó una residencia en la Colonia Gabriel Leyva, en Culiacán, destinada como Casa del Migrante. Un total de 650 mil pesos se invirtieron en acondicionar dicho inmueble, que cuenta con todos los servicios para brindar confort a los inmigrantes. Son algunas partes del artículo periodístico de Francisco de Asís.

El libro en mención fue mostrado al Papa Francisco por el sacerdote, como se ve en la fotografía y su venta se hace en la Librería México, en Culiacán, Sinaloa.  Felicidades Padre Miguel Angel.

 


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