Libertad de prensa: Otro paso atrás, afirma la FIP
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Cuando las organizaciones internacionales y los medios de comunicación se preparan para celebrar el 30º aniversario del Día Mundial de la Libertad de Prensa el 3 de mayo, la Federación Internacional de Periodistas (FIP) afirma que la libertad de prensa ha dado otro paso atrás y que la libertad de expresión no es el motor de otros derechos humanos como debería ser.

El 3 de mayo de 1993, la Asamblea General de la ONU proclamó el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Esta jornada pretende recordar a los gobiernos del mundo que deben respetar su compromiso con la libertad de prensa. Este año, la UNESCO centra sus actividades en ‘Dar forma a un futuro de derechos: La libertad de expresión como motor de todos los demás derechos humanos’.

No obstante, la FIP lamenta que la libertad de expresión esté lejos de actuar como motor de los demás derechos humanos y que la libertad de prensa esté dando claramente un paso atrás.

“Desde Perú hasta Irán, pasando por Sudán y Afganistán, los gobiernos están adoptando medidas drásticas para obstaculizar la libertad de expresión e impedir el derecho del público a saber, incluyendo restricciones en Internet, palizas, encarcelamientos e intimidaciones a periodistas, así como el control de los contenidos de los medios de comunicación y la introducción de leyes y legislaciones draconianas sobre los medios de comunicación para restringir la libre circulación de la información. Desde la adopción de la Declaración de Windhoek en 1991, no se ha trabajado lo suficiente para crear las condiciones adecuadas a escala internacional que garanticen la libertad y la seguridad de los y las periodistas,” ha declarado la presidenta de la FIP, Dominique Pradalié.

Las cifras hablan por sí solas. Según la última lista de la FIP de profesionales de los medios de comunicación asesinados/as en el cumplimiento de su deber, 67 trabajadores/as de los medios de comunicación fueron asesinados en 2022. Además, han sido muy pocos los casos se han investigado, ya que desafortunadamente la impunidad en los asesinatos de trabajadores/as de los medios ha sido la norma a lo largo de los años.

La FIP también señala las continúas medidas represivas contra los medios de comunicación, que han provocado el encarcelamiento de un gran número de periodistas, con al menos 375 periodistas y trabajadores/as de los medios entre rejas en 2022. China se ha convertido en el país donde hay más periodistas en la cárcel a nivel mundial.

Las guerras en curso y los disturbios civiles en países como Afganistán, Irán, Hong Kong, Myanmar, Perú, Sudán, Ucrania y Yemen también han provocado el asesinato deliberado de periodistas. Desde que Rusia invadió Ucrania, el 24 de febrero de 2022, trece periodistas han muerto. Asimismo, miles de periodistas afganos/as y sus familias han tenido que abandonar dicho país por miedo a ser asesinados.

La vigilancia digital y el uso generalizado de programas de ciberespionaje se han utilizado contra cientos de periodistas con el fin de silenciar con sus historias, poniendo a muchos/as periodistas en riesgo de ver cómo sus fuentes y su paradero, así como otros datos personales, se hacen públicos.

Las leyes represivas y las Demandas Estratégicas contra la Participación Pública (SLAPPs, por sus siglas en inglés) también se han utilizado ampliamente para frenar la libertad de expresión y obligar a los y las periodistas a autocensurarse en todo el mundo.

La frágil economía de los medios de comunicación, el declive de la información local y la escasa representación sindical han provocado drásticos recortes en las redacciones, con despidos masivos y una mayor discriminación de las categorías más vulnerables de periodistas.

La FIP deplora que, a pesar de la buena voluntad expresada en las dos resoluciones de la ONU (1738 y 2222) sobre la protección de periodistas en zonas de conflicto, no se haya asumido ningún compromiso real para erradicar la violencia contra los y las periodistas, garantizar su seguridad e ilegalizar cualquier ataque en su contra.

La FIP exige la adopción urgente de un instrumento internacional vinculante, de la Convención de la ONU sobre la seguridad y la independencia de los y las periodistas, que refuerce la libertad de prensa obligando a los gobiernos a investigar y responder a los ataques contra los medios de comunicación.


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