Griselda Triana: un camino de lucha y resignificación por las familias de personas periodistas asesinadas y desaparecidas
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Ciudad de México, 6 de noviembre de 2024.- Griselda Triana se ha convertido en un referente de la lucha por la justicia y la libertad de prensa. Sin embargo, su labor como activista, defensora de derechos humanos y Coordinadora Ejecutiva de la Red Nacional Tejidos Solidarios de familias de personas periodistas asesinadas y desaparecidas en México, nunca estuvo en sus planes.

Sinaloa no fue su lugar de nacimiento, se convirtió en su hogar. Griselda Triana nació en 1969 en Guadalajara, Jalisco, y fue la primera nieta de la familia por parte de su padre. Muy consentida y querida, desde entonces y hasta la fecha. Durante su infancia, su familia decidió mudarse a Culiacán, Sinaloa, un estado conocido por su clima cálido, su gastronomía y su música de banda.

Ahí fue donde conoció la playa. Aquellos viajes junto a sus padres, hermana y hermanos en los que caminaban frente al mar y veían los atardeceres, quedaron grabados como unos de sus recuerdos más preciados de su infancia, y que luego tuvo la dicha de replicar con su propia familia.

“Tengo recuerdos muy bonitos. La primera vez que mi papá nos llevó a conocer el mar, yo conocí el mar en Sinaloa (…) cuando nos llevaban a sacar almejas en Altata, entre juego y trabajo, escarbábamos la arena y sacábamos las almejas. Regresábamos a la casa y mi mamá las lavaba perfectamente y nos preparaba un ceviche de almejas. Son esos recuerdos que yo atesoro mucho”, compartió Griselda en entrevista con ONU México.

Griselda Triana en entrevista para ONU México Tania García /CINU México

Su primer acercamiento al periodismo fue cuando estudiaba psicología; comenzó a trabajar a la par en el periódico Noroeste, en Culiacán, donde ayudaba a algunos columnistas a transcribir sus entrevistas, entre otras actividades. Luego, en el Diario de Sinaloa, fue la encargada de diagramar las notas nacionales e internacionales.

“Le pedí al director en ese momento que me diera oportunidad de empezar a reportear (…) me llamaba mucho la atención cómo las reporteras y reporteros salían (a reportear). Entonces, ahí empezó el gusanito por ser reportera”, recordó la defensora de derechos humanos.

De los medios impresos, Griselda pasó a la radio comercial y luego a la radio en espacios universitarios.  La búsqueda de la nota de “ocho columnas” era lo que la llenaba de orgullo.

“La verdad lo disfrutaba; eran otros tiempos, era cuando una salía a reportear y querías llevarte la nota de ocho columnas. A mí me tocó esa época. Ahora ya no trabajas por la nota de ocho columnas, ya no reporteas, las condiciones ya no están para eso, pero fue una época que yo disfruté mucho como reportera. Obviamente, me tocaron muchos hechos violentos, situaciones complicadas”, comentó.

Salir a reportear era una de las actividades que compartía con Javier Valdez, a quien conoció en la universidad y con quien, tras años de noviazgo, se casaron y tuvieron dos hijos.

Javier era integrante de un grupo musical de folklore latinoamericano, era “hippioso”, tenía el cabello largo y llevaba un morral de cuero. Sin embargo, su convicción, sus temas de conversación e inteligencia fueron los principales atributos que atrajeron a Griselda.

“Mientras no nos embarazamos, muchas cosas las reporteábamos juntos (..) fue una etapa en la que tuve la oportunidad y el privilegio de no nada más la convivencia con Javier como mi compañero, como mi esposo, sino como periodista”, compartió Griselda.

“Y eso me permitió, al paso de los años, entender que el otro matrimonio de Javier era con el periodismo. Lo que hacía, lo hacía plenamente convencido (de) que no podía dejarlo, que tenía que estar ahí para visibilizar muchas cosas que a veces la dinámica diaria del reporteo no te permite. Javier dio ese paso de la nota diaria a hacer periodismo de investigación cuando fundaron Río doce y tuvieron que darle otro enfoque al periodismo que se hacía en ese momento en Sinaloa”, añadió.

El Mecanismo de Protección “no debería existir”, pero salva vidas  

El periodismo de Javier fue reconocido a nivel nacional e internacional; lograba reflejar los efectos del narcotráfico en la sociedad y era la referencia para comprender las estructuras de los cárteles. Si bien trataba de mantener a su familia al margen, las amenazas y el riesgo eran palpables.

El 15 de mayo de 2017, Javier fue asesinado al salir de una reunión editorial de Ríodoce. Su proyecto de vida fue arrebatado. Entre la rabia, el miedo, la tristeza y la conmoción, la vida de su familia tuvo un cambio radical. Griselda fue incorporada al Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas y, junto con sus hijos, fue desplazada de Culiacán, Sinaloa, a la Ciudad de México.

“En primer lugar, creo que no deberían existir, estos mecanismos no deberían estar, pero bueno lo que sucede con las personas defensoras de derechos humanos y periodistas no da para decir los vamos a borrar. Ojalá ejercer el periodismo y defender derechos humanos estuviera realmente garantizado en este país. No quiero decir que los Mecanismos son un mal necesario, pero bueno creo que, también si no existieran, en qué condiciones estaríamos. Sería peor”, mencionó Griselda.

Jesús Peña Palacios Representante Adjunto en México de la ONU-DH /ONU-DH México

El Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas es la instancia federal, adscrita a la Secretaría de Gobernación (SEGOB), que se creó en 2012 con la misión de proteger a personas defensoras de derechos humanos y periodistas que sufren agresiones con motivo de su labor.
El Mecanismo mexicano se ha convertido en una referencia tanto regional como internacional. Su innovador modelo de gobernanza en red, establecido en la Ley que lo crea, permite una participación inclusiva y diversificada, reforzada por el seguimiento cercano y especializado de las organizaciones de la sociedad civil.

En 2023, el Mecanismo de Protección tenía incorporadas a 2 mil 149 personas, de las cuales 611 se dedican al periodismo (162 mujeres y 449 hombres); además, mil 157 personas defensoras de derechos humanos, (636 mujeres y 520 hombres); y 381 personas beneficiarias indirectas, es decir parejas de las personas beneficiarias, sus hijos, o sus compañeros y compañeras de profesión.

“El Mecanismo de Protección surge de la exigencia de las organizaciones frente a este contexto de violencia (…) y lo que ha significado especialmente para muchas personas defensoras y periodistas es salvar la vida. No es dramático, pero sí lo es a la vez. Especialmente para las personas de las lejanías de las ciudades, que están enfrentando la criminalidad sin ninguna autoridad que les proteja, muchas veces contra la propia autoridad, porque la autoridad está coludida o es parte de la criminalidad”, comentó Lucía Lagunes, Directora de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC).

Lucía Lagunes, también integrante del Consejo Consultivo del Mecanismo de Protección, explicó que la protección de una institución federal desincentiva a los perpetradores de atacar contra las personas defensoras y periodistas.

“Cuando ellas se saben protegidas y cuando las autoridades saben que una institución federal está protegiendo a esa persona defensora, a esa periodista, al menos es un freno, de pensar dos veces la agresión posible contra estas personas. Y eso es salvarle la vida a las personas defensoras y periodistas”, apuntó.

En 2019, la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) realizó un diagnóstico sobre el funcionamiento del Mecanismo de Protección a petición de SEGOB, el cual fue presentado ante distintas autoridades que se comprometieron públicamente a implementar las 104 recomendaciones formuladas.

En septiembre de 2022, se estableció el Grupo de Trabajo para el Fortalecimiento del Mecanismo de Protección (Grupo de Trabajo) con el objetivo de impulsar y monitorear el cumplimiento de las recomendaciones del Diagnóstico. El Grupo de Trabajo estuvo conformado inicialmente por las instituciones que integran la Junta de Gobierno y un consorcio de 14 ONGs especializadas en protección a personas defensoras y periodistas (Espacio OSC), además de la ONU-DH. Posteriormente, se sumaron PDP y otras dos ONGs.

En septiembre de 2024, se hizo entrega del Informe a dos años de labores del Grupo de Trabajo para el Fortalecimiento del Mecanismo de Protección. Al respecto, la ONU-DH saludó los avances tangibles reportados y alentó a mantener espacios de diálogo constructivos para un fortalecimiento estructurado.

El informe destaca varios avances significativos: un incremento en la asignación de recursos humanos, materiales y económicos para la operación del Mecanismo; mejoras en la coordinación interna, incluyendo la creación de la Dirección General del Mecanismo y el desarrollo de los lineamientos de la Junta de Gobierno; la creación de espacios para fortalecer la coordinación interinstitucional con las entidades federativas; el establecimiento de un grupo focal sobre enfoque diferencial y perspectiva de género; y una mayor disponibilidad de información desagregada sobre el funcionamiento del Mecanismo. Durante los dos últimos años se alcanzaron a implementar plenamente 29 de las 89 recomendaciones priorizadas por el Grupo de Trabajo.

“Desde su creación en 2012, se han impulsado diversas iniciativas para fortalecer el Mecanismo. En esta ocasión se logró tener un proceso de fortalecimiento institucional continuado y enfocado en los resultados. Este proceso ha sido un ejemplo de diálogo constructivo entre instancias de gobierno, instituciones del estado y la sociedad civil, enriquecido por la pluralidad de personas y la experticia técnica de sus integrantes”, sostuvo Jesús Peña Palacios, Representante Adjunto en México de la ONU-DH.

“La Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos reitera su plena disponibilidad para seguir brindando la asesoría y cooperaciones técnicas que se requieran para fortalecer las políticas públicas de protección de las personas defensoras de derechos humanos y periodistas”, añadió Jesús Peña.

Para Griselda, aún queda la pregunta de si algo hubiera sido distinto si Javier hubiera contado con medidas de protección.  “Quisiera pensar que sí”, se dice a sí misma. En el marco del Día Internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra los periodistas, llamó a las autoridades a reforzar el diálogo con las personas defensoras y periodistas ya incorporadas en el Mecanismo de Protección, así como con aquellas que potencialmente podrían acogerse, para seguir fortaleciendo las políticas públicas y seguir mejorando las condiciones estructurales para ejercer su labor.

“En mi caso, en nuestro caso, tengo que ser honesta: a mí me han cuidado y me han cuidado bien. De repente hay situaciones que uno tiene que platicar, pero que se resuelven. Pero, bueno, lo mismo tienen que hacer con todos, con todas las personas que estamos debajo del esquema de protección del Mecanismo, aquí tiene que ser parejo”, afirmó Griselda.

Resignificar es una decisión

Griselda tuvo que dejar de hacer el periodismo que hacía en la Universidad y, a pesar de los esfuerzos por retomarlo en la Ciudad de México, su camino ha tomado un rumbo diferente. Ahora acompaña a familias de periodistas que han sido desaparecidos o asesinados y documenta todos los casos desde la Red Nacional Tejidos Solidarios.

Griselda Triana junto a su hija e hijo /Cortesía de Griselda Triana

Ahora soy activista y persona defensora de derechos humanos. A mí me costó mucho trabajo asumirme como persona defensora de derechos humanos, porque no estaba en mi proyecto de vida convertirme en una defensora. Pero es lo que hay y es lo que quiero seguir haciendo. Por fortuna, tengo planes para la vida; yo quiero y necesito seguir documentando los casos de familias. Estamos hablando que estamos cerca de los 200 (casos de periodistas asesinados o desaparecidos), y esperemos no lleguemos a ese número”, mencionó.

A 7 años del asesinato de Javier, Griselda puede hablar de su proceso de reconstrucción y sus planes a futuro.

“Más o menos hace un año, yo elegí que no quiero vivir atada al pasado. Yo sé que sí, ahí va a estar la cicatriz, pero yo no quiero rascarle a la herida, yo quiero seguir adelante; yo quiero que lo que me resta de vida, quiero vivirlo plena, quiero vivir feliz, quiero estar satisfecha y orgullosa de lo que estoy haciendo. El resignificar es una decisión, afirmó.

Para Griselda, su mayor sueño es volver al estado que se convirtió en su hogar y hacer que aquellos recuerdos más preciados vuelvan a ser una realidad.

“Yo quiero regresar, yo no me quiero quedar en esta ciudad, que me ha dado mucha seguridad, me ha dado paz, me ha dado tranquilidad, que me ha permitido reconstruirme. Estoy rodeada de personas extraordinarias, maravillosas, pero yo quiero regresar. Yo quiero volver a Sinaloa; no sé si a Culiacán, (porque) no hay condiciones en este momento, pero yo quiero regresar. Yo no me quiero quedar aquí. Yo quiero volver con mi gente, yo quiero estar cerquita de Javier y de mi hija y mi hijo. Quiero irme a caminar por el malecón, ver los atardeceres, quiero caminar sobre la playa. Yo quiero volver”, concluyó.


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