Poza Rica: La tragedia que desnuda la indolencia gubernamental
Compartir:

 * La escena de la presidenta pidiendo silencio refleja una desconexión profunda con la realidad que viven millones de mexicanos
Políticamente Incorrecto/ Javier Opón.
El Grito que Evidencia la Fractura entre el Poder y el Pueblo lo pudimos observar este domingo 12 de octubre y quedará grabado en la memoria colectiva, no solo por la devastación dejada por las lluvias extremas en Poza Rica, Veracruz, sino por la imagen de una presidenta pidiendo silencio a quienes lo habían perdido todo. Mientras familias enteras veían esfumarse sus patrimonios y seres queridos, Claudia Sheinbaum solicitaba a víctimas desesperadas que guardaran compostura para poder escucharla, el contraste no podía ser más elocuente: la frialdad del protocolo frente al dolor humano.
Los hechos hablan por sí solos, el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN), fue desaparecido en 2021 por decisión del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, dejó al país sin mecanismos eficaces para atender emergencias, según el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), México contaba con 17 protocolos de actuación interinstitucional hasta 2018, hoy, la mayoría han sido desarticulados y el Sistema de Alerta Temprana para Ciclones Tropicales (SIAT-CT), implementado desde 2002, reportó fallas críticas en su operación durante esta emergencia.
Mientras la presidenta pedía silencio, las habitantes de Posa Rica gritaban por la localización de 192 estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Veracruzana reportados como no localizados, estimaciones preliminares señalan más de 500 desaparecidos en la región tras las inundaciones que afectaron a 3,000 viviendas y 800 quedaron destruidas por completo, 14 colonias inundadas en un 80%.
No se puede pedir empatía a quien ha vivido toda la vida desde el privilegio, la escena de la presidenta pidiendo silencio refleja una desconexión profunda con la realidad que viven millones de mexicanos. Mientras las víctimas buscaban desesperadamente a sus familiares entre el lodo y los escombros, el gobierno federal parecía más preocupado por el control de la narrativa que por el rescate de personas.
El cambio climático es una realidad que exige respuestas contundentes, según el Instituto Para el Cambio Climático, México enfrentará un aumento del 23% en la intensidad de precipitaciones para 2030, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo alertó en 2023 sobre la vulnerabilidad de Veracruz ante eventos hidrometeorológicos extremos, mientras que expertos de la UNAM habían advertido desde 2021 sobre el riesgo específico en Poza Rica por la combinación de factores geográficos y urbanos.
Lo sucedido en Poza Rica evidencia una verdad incómoda, la 4T heredó y profundizó los peores vicios del sistema que decía combatir, la centralización de decisiones, la desarticulación de protocolos de emergencia y la incapacidad para coordinar esfuerzos entre los tres niveles de gobierno tienen hoy un costo en vidas humanas.
Ante la tragedia, las preguntas esenciales quedan flotando en el aire ¿De qué sirve un proyecto de transformación que no puede proteger a sus ciudadanos en momentos de crisis? ¿Cómo exigir calma a quien ha visto desaparecer su mundo bajo las aguas? ¿Qué valor tiene la palabra de un gobierno que desmanteló los mecanismos de protección civil?
Poza Rica nos muestra que, cuando la ideología se impone sobre la técnica y la soberbia sobre la sensibilidad, el resultado siempre será el mismo: ciudadanos desprotegidos frente a un Estado que ya no sabe escuchar, y mucho menos actuar.
La verdadera transformación no se mide en discursos, sino en la capacidad de responder cuando la tragedia llama a la puerta. Y hoy, esa puerta está anegada.

Compartir: