El “Pollotón”: Programa Social u Operación de Retorno de Favores Políticos
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* La elección del DIF Municipal para operar el programa, en lugar de la Secretaría de Desarrollo Social, no es casual ¡¡

Políticamente Incorrecto/Javier Opón

Tuxtla Gutiérrez, Chis. – En el catálogo de ocurrencias municipales del alcalde Ángel Torres Culebro ha desempolvado una iniciativa que parece sacada de un manual de los años ochenta: el “Pollotón”, un programa de aves de traspatio que, en el contexto urbano de la capital chiapaneca, resulta tan anacrónico como inútil. Tuxtla Gutiérrez es una ciudad donde predominan los patios minúsculos y los departamentos.

Según el INEGI, el 68% de las viviendas en zonas urbanas de Chiapas no cuenta con espacio suficiente para mantener animales de corral. Entonces, ¿a qué obedece esta resurgencia de políticas rurales en entornos urbanos? La respuesta parece estar en las cuentas bancarias de los operadores políticos, no en las necesidades reales de los tuxtlecos.

Detrás de este programa se esconde una operación de retorno de favores. El empresario Marden Camacho, principal financiero de la fallida aspiración presidencial de Adán Augusto López Hernández -padrino político de Torres Culebro- aparece como el gran beneficiado. La lógica es simple: el municipio compra pollos a empresas vinculadas a Camacho, probablemente a precios inflados, cerrando así el círculo de reciprocidad que caracteriza al viejo sistema de compadrazgos que tanto daño ha hecho a Chiapas.

La Opacidad como Norma

Resulta revelador que no se hayan transparentado los costos unitarios de las aves, que no exista un padrón claro de beneficiarios y que se ignore el destino final de las aves en una ciudad sin espacio para su crianza.

La elección del DIF Municipal para operar el programa, en lugar de la Secretaría de Desarrollo Social, no es casual. ¿Será que el secretario Mauricio Gutiérrez Astudillo perdió la confianza del alcalde? O más bien, responde a la necesidad de proyectar políticamente a la joven directora del DIF, Estefanía Frías Córdoba, cuyo perfil luce más como un trampolín electoral que como una funcionaria técnica.

Mientras los tuxtlecos padecen problemas graves como Inseguridad creciente, Colectores pluviales insuficientes, Servicios públicos deficientes.

El alcalde se concentra en programas mediáticos que solo benefician a su círculo cercano. Su obsesión por el pavimento -sin duda lucrativa- está condenando a la ciudad a futuras inundaciones, pues cada metro cuadrado asfaltado es un metro cuadrado que pierde capacidad de absorción.

El “Pollotón” no es más que la representación perfecta de una clase política desconectada de la realidad, que concibe lo público como botín y los programas sociales como mecanismos de compensación política.

Mientras Torres Culebro juega a la granja, Tuxtla se hunde en problemas reales que requieren soluciones serias, no espectáculos avícolas.

Los tuxtlecos merecen más que gallinas como respuesta a sus demandas de justicia social. Merecen un gobierno que entienda que desarrollar una ciudad no se reduce a repartir animales o pavimentar sin planeación, sino a construir soluciones duraderas para los desafíos urbanos del siglo XXI.


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