Entre la Protesta Legítima y la Solidaridad Colectiva
Políticamente Incorrecto/ Javier Opón.
* Un llamado a la cordura social en Chiapas.
Tuxtla Gutiérrez, Chis. “Tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe”. Este refrán popular resume con crudeza la realidad que vive la capital de la entidad, por un lado, las Madres en Resistencia, cuyo dolor las ha llevado a mantener por más de 20 días un plantón que bloquea el Libramiento Norte, por otro, ciudadanos cuya vida cotidiana se ha visto afectada: llegadas tardes al trabajo, pérdidas económicas, frustración acumulada.
Nadie puede cuestionar la legitimidad del dolor que impulsa esta protesta, perder un hijo o una hija por la violencia y enfrentarse después a la indiferencia institucional es una herida que no conoce límites. Sin embargo, cuando la expresión legítima de ese dolor comienza a fracturar el tejido social, es momento de preguntarnos: ¿estamos construyendo justicia o profundizando divisiones?
Quienes exigen la liberación del libramiento no son enemigos de la justicia, son trabajadores que dependen de su puntualidad para conservar su empleo -a diferencia de algunas madres en resistencia que tienen tratos especiales en su centro de trabajo-, pequeños comerciantes cuya clientela se reduce, estudiantes que llegan tarde a sus clases, enfermos que necesitan atención médica, su molestia no nace de la insensibilidad, sino de la desesperación ante una situación que afecta su supervivencia diaria.
Lo peor que podría pasarle a Chiapas en este momento es que el conflicto se transforme en una guerra entre ciudadanos, que enfrentemos a quienes sufren por la falta de justicia contra quienes sufren por las consecuencias de la protesta. Esta fractura solo beneficia a los verdaderos responsables, la impunidad y la ineptitud.
Se requiere con urgencia una mesa de mediación auténtica, donde la sociedad civil –académicos, organismos defensores de derechos humanos, líderes religiosos– tenga un papel protagónico, No para tomar partido, sino para tender puentes, recordar la verdad, cuidar que el chantaje no sea moneda de cambio y encauzar la exigencia de justicia por vías que no profundicen la polarización, estrategias de protesta que no castiguen a los mismos ciudadanos.
La verdadera justicia no puede construirse sobre el sacrificio de unos ciudadanos por otros. Debe ser un proceso que, mientras se alcanza, preserve la dignidad de todos. Las madres merecen respuestas, pero la comunidad merece poder vivir mientras esas respuestas llegan.
Un Llamado a la Cordura
Chiapas tiene históricamente una gran capacidad de resiliencia. Hoy necesita demostrarla necesitamos que las autoridades actúen con la velocidad que exige el dolor de las madres. Necesitamos que la protesta encuentre formas innovadoras de mantenerse visible sin dañar ha otros. necesitamos como sociedad entender que, en esta lucha, o nos salvamos todos o no se salva nadie.
El cántaro ya muestra grietas. Cuidemos que no se rompa, porque el agua que contiene es la misma para todos: la esperanza de vivir en un Chiapas donde la justicia y la convivencia puedan coexistir.
