𝗨𝗿𝘂𝗮𝗽𝗮𝗻 𝗘𝘀𝗰𝗿𝗶𝗯𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝗟𝗲𝗰𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗗𝗶𝗴𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗵𝗶𝘀𝘁𝗼𝗿𝗶𝗮 𝗺𝗼𝗱𝗲𝗿𝗻𝗮 𝗱𝗲 𝗠𝗲́𝘅𝗶𝗰𝗼: 𝗹𝗲𝘃𝗮𝗻𝘁𝗮 “𝗘𝗹 𝗦𝗼𝗺𝗯𝗿𝗲𝗿𝗼” 𝗾𝘂𝗲 𝗗𝗲𝗿𝗿𝗼𝘁𝗼́ 𝗲𝗹 𝗠𝗶𝗲𝗱𝗼
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* El sombrero de Carlos Manzo se ha convertido en el símbolo de una rebelión pacífica pero imparable, como bien advirtió su viuda

Políticamente Incorrecto/Javier Opón.

Cuando cien mil personas paralizan una ciudad, cuando el blanco de la indignación y el negro del luto tiñen las calles, cuando una viuda levanta el sombrero de su esposo asesinado como estandarte, México presencia el nacimiento de un nuevo capítulo en su lucha por la dignidad. Uruapan no solo enterró a su alcalde, ¡sepultó la resignación!

La marcha de este viernes en Uruapan no fue una protesta más: fue el parteaguas de una nueva resistencia civil. Cien mil voces coreando “¡Uruapan unido jamás será vencido!” representan la respuesta más contundente al crimen organizado; la organización ciudadana. Mientras el gobierno federal minimiza la crisis, Michoacán demuestra que la verdadera fuerza transformadora nace desde abajo.

Bajo un sol inclemente, comerciantes, agricultores, estudiantes y amas de casa transformaron su dolor en un grito unánime que resonó desde la Glorieta de McDonald’s hasta el corazón histórico de la ciudad. “¡Uruapan unido jamás será vencido!” coreaba una multitud que demostró que cuando la sociedad civil despierta, puede paralizar no solo el tráfico, sino la maquinaria del miedo que por años ha dominado la región.

En el centro de este tsunami ciudadano emerge la figura de Grecia Quiroz, cuya transición de viuda a presidenta municipal interina representa la metamorfosis del dolor en poder colectivo, su advertencia -“quienes mandaron a matar a Carlos no se dieron cuenta que este sombrero tiene poder”- trasciende lo personal para convertirse en profecía política, el “voto de castigo” que anuncia para 2027 no es una amenaza vacía, es el rugido de un pueblo-Tigre que ha descubierto su fuerza.

Detrás de esta explosión social late una verdad cruda, el asesino material era un adolescente de 17 años, evidencia dramática de cómo el crimen organizado corroe las generaciones más jóvenes, esta realidad desnuda la insuficiencia de las políticas sociales que, según críticos como América Rangel, han creado la “fantasía de que regalar dinero frena el crimen”.

La respuesta gubernamental a esta crisis parece haberse quedado en la retórica. Grecia Quiroz lo dejó claro al relatar su encuentro con la presidenta Sheinbaum: “No fui a doblar las manos, fui a exigir justicia”. Mientras tanto, productores de aguacate y limón siguen pagando extorsiones que el Estado es incapaz de detener.

Lo que comenzó como un movimiento local con un símbolo humilde -un sombrero- hoy se proyecta como un referente nacional; el diputado Carlos Bautista Tafolla lo reconoce al señalar que “hay mucho por cambiar” y al confiar en que Grecia Quiroz dé continuidad a este despertar cívico.

Uruapan ha escrito una lección que resuena en todo el país, la verdadera seguridad no nace de los cuarteles, sino de la unidad ciudadana. Cuando una sociedad decide que ya no tiene miedo, cuando transforma su dolor en acción organizada, está construyendo la única barrera infranqueable contra la barbarie.

El sombrero de Carlos Manzo se ha convertido en el símbolo de una rebelión pacífica pero imparable, como bien advirtió su viuda, tendrían que matar a cien mil personas para detener esta lucha.

México está aprendiendo que la fuerza más poderosa contra la violencia no es la que viene de arriba, sino la que nace cuando un pueblo decide ser dueño de su destino.


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