Escándalo en el Vaticano. Detienen a cardenal pederasta considerado el tercer hombre más poderoso de la Iglesia
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Revista InterContinental
Ciudad de México
Rafael Báez Molina

El Cardenal australiano George Pell, de 77 años, uno de los hombres más poderosos de la Iglesia Católica, recientemente fue detenido en su país acusado de pederasta, declarado culpable de múltiples delitos sexuales infantiles presuntamente en un juicio secreto realizado en diciembre pasado en la ciudad de Melbourne (fue la capital de Australia entre 1901 y 1927, considerada como la mejor ciudad el mundo para vivir por sus altos niveles de calidad de vida).

En el Vaticano, Pell era Prefecto de la Secretaría de Economía, quién entrara en prisión después de que un juez le revocara la libertad bajo fianza. El Vaticano ha confirmado que ya no ocupaba el cargo que ostentaba en la Santa Sede porque acababa de expirar (sic).

El prelado australiano, el más alto cargo vaticano en ser condenado por pederastia, está en espera de que el próximo 13 de marzo el Tribunal de Melbourne emita la sentencia en primer grado, debido a que el juez Peter Kidd decidió retirarle la libertad condicional de la que gozaba.

La Justicia australiana halló culpable a Pell de haber violado a un niño de 13 años y molestar sexualmente a otro de la misma edad en la década de 1990.

El veredicto fue emitido en diciembre pero no fue posible divulgarlo para proteger la presunción de inocencia del purpurado de 77 años. La condena fue unánime.

Después de que se hiciera pública la condena, el papa Francisco confirmó las medidas cautelares que ya le habían sido impuestas y que le prohíben oficiar misa y acercarse a menores hasta que concluya el proceso de apelo. Sin embargo el Vaticano no aclaró cuál era el puesto que ocupaba actualmente el prelado en el organigrama de la Santa Sede, oficialmente en “excedencia”.

El portavoz vaticano Alessandro Gisotti confirmó que Pell ya no era Prefecto de la Secretaría de Economía, aunque técnicamente no fue apartado porque su cargo como máximo responsable de las finanzas vaticanas expiró recientemente.

Posteriormente, Gisotti anunció en una nota que la Congregación para la Doctrina de la Fe comenzará a investigar el caso “siguiendo el procedimiento y dentro del tiempo establecido por la norma canónica”.

El prelado fue acusado formalmente de abusos a menores en junio de 2017, y desde entonces disfrutaba de un permiso especial del papa Francisco para poder viajar a su país y enfrentarse a la Justicia.

Mientras, los abogados de Pell preparan el recurso de apelación y ya han presentado al juez diez declaraciones escritas para defender su inocencia, incluida la del ex primer ministro australiano, John Howard, que describió al prelado como “una persona de gran inteligencia y carácter ejemplar”.

El ex “superministro” de las finanzas vaticanas, que fue consejero directo del papa Francisco hasta diciembre, se enfrenta a 10 años de cárcel por cada uno de las cinco cargos por los que fue declarado culpable. Según informan los medios australianos, el cardenal fue trasladado a una prisión preventiva en Melbourne.

La condena al cardenal australiano George Pell por violar al menos a dos menores en la década de los 90, siendo ya arzobispo de Melbourne y por encubrir abusos durante su etapa al frente de la Iglesia australiana, supone una bofetada a la estructura vaticana, justo después de la cumbre antipederastia celebrada en el Vaticano. Pell ha sido suspendido cautelarmente del sacerdocio mientras se dilucida su apelación en los tribunales ordinarios además de prohibirle el contacto con menores.

Y es que, pese a que la condena se conocía desde diciembre –se ha anunciado ahora por el veto del tribunal de Melbourne a publicar cualquier información al respecto–, Pell sigue siendo, al día de hoy, Cardenal de la Iglesia Católica y Prefecto de la congregación que gestiona la economía vaticana. En excedencia, eso sí, pues hace un año se retiró de sus labores –y de Roma, por indicación del Papa Francisco para poder defenderse.

El purpurado australiano llegó a ser uno de los hombres del círculo más cercano de consejeros del Papa. El “superministro” de finanzas, en la práctica un número 3 de Bergoglio, también formaba parte del selecto C-9 de cardenales que trabajaban en la reforma de la Curia. Un grupo que ha quedado reducido a seis, después de la salida, por jubilación, de un cardenal africano, y de la abrupta dimisión de Pell y del cardenal chileno Errázuriz, también acusado de encubrimiento.

Según ha quedado acreditado ante la justicia australiana, No sólo violó a un menor, sino que abusó al menos de otro y tocó los genitales de otros tres menores –de los que han denunciado– durante sus treinta años largos como Obispo en Australia amparó, protegió y encubrió a otros depredadores.

El influyente eclesiástico tenía entonces 55 años y acababa de ser nombrado arzobispo de Melbourne. Al parecer también habría vejado a uno de los muchachos en una segunda ocasión un mes después del primer episodio al encontrárselo por los pasillos tras la celebración de la Eucaristía dominical. Una de las víctimas no pudo superar el trauma y murió a causa de una sobredosis de heroína en 2014.

Pell es, además, el eclesiástico de mayor rango en el mundo en ser condenado por pederastia y se pone a la altura de famosos depredadores eclesiásticos como Marcial Maciel el fundador de “Los Legionarios de Cristo” o Fernando Karadima, este último de Chile.


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