La increíble historia de Frida cantante del Grupo Abba:
* En la actualidad, Frida la cantante es una aristócrata multimillonaria
* Nació de un experimento nazi ordenado por Hitler que se llamó la nueva raza aria.
Rafael Báez
Debido a la aparición del coronavirus, miles de personas comentan que el COVID-19 viene siendo prácticamente algo similar a “La Tercera Guerra Mundial” pero sin la utilización del armamento bélico, originando hasta el momento cientos de miles de muertos llegando este virus a los lugares más recónditos de la tierra, donde no se salva nadie, llevándose parejo a todos por igual, ricos y pobres, trátese de quién sea, pero que aún no se puede saber la realidad de la verdadera verdad porque todavía no termina, “o si el virus fue inducido como la nueva modalidad para reacomodar a las potencias más poderosas del planeta y desbancar a los Estados Unidos y sus aliados”.
El tema anterior ha dado lugar para retroceder en perspectiva con comentarios de la “Segunda Guerra Mundial” concretamente, y en el asesino más grande de todos los tiempos: Adolph Hitler, el “Fuhrer”, sinónimo de dictador durante el periodo del Tercer Reich de la Alemania Nazi; responsable del mayor holocausto, causando la muerte de diecisiete millones de personas, incluyendo una cifra en torno a seis millones de judíos y entre medio y millón y medio de gitanos.
El Holocausto se trató del asesinato en masa premeditado de millones de civiles inocentes, impulsado por una ideología racista que consideraba a los judíos como “indeseables parásitos” dignos solo de erradicación. Los nazis implementaron el Genocidio en una escala sin precedentes, sin importar etnias, religión o razas, convirtiéndose en la mayor barbarie cometida en contra de la humanidad.
Pues bien, la hermosa Frida fue uno de los 8 mil niños nacidos de la “cruza obligatoria” entre nazis y mujeres de los países ocupados. Gracias a ella se conoció la historia de esos miles de chicos que fueron torturados, violados e internados en loqueros.
Como respuesta al decreciente índice de natalidad alemán, el 12 de diciembre de 1935, fue creada la Sociedad Lebensborn, que quedó en manos de Heinrich Himmler, el jefe de las SS. Su plan era promover las políticas nazis para crear la “raza superior” que poblaría Europa. El programa proporcionaba incentivos a los alemanes, especialmente agentes de las SS de tener más niños. Su objetivo era que ningún niño ario quedara sin nacer.
Este programa inició en el marco de la Oficina de la Raza y Asentamientos, el más importante departamento de las SS para asuntos raciales. Partiendo de la maternidad de Heim Hochland, en las afueras de Múnich, inaugurada en 1936, la Red Lebensborn llegó a disponer de casas en los territorios de Alemania, Austria, Noruega y otros países occidentales bajo dominio de las tropas del Tercer Reich.
Lebensborn tuvo tres etapas diferenciadas: en un principio, fueron las mujeres de los altos oficiales de las SS quienes ingresaron en las maternidades. Allí, entre bosques, rodeadas de un ambiente bucólico, y tratadas por los mejores especialistas, las esposas de los oficiales pasaban su embarazo y la lactancia de sus niños.
Según la orden de compromisos y matrimonios de las SS de 1931, Himmler obligó a los miembros de las SS a tener al menos cuatro hijos, sin importar que estos fueran dentro o fuera del matrimonio. De esta manera, y siguiendo una directriz que ellos llamaban de “obra social”, las maternidades se fueron llenando de jóvenes solteras embarazadas, que eran admitidas siempre que pudieran demostrar los antecedentes arios de los hombres que las habían embarazado.
Tras el periodo de lactancia, las madres solteras entregaban sus hijos a Lebensborn y éste a su vez los daba en adopción a familias de las SS, en algunas ocasiones, para que pudieran cumplir su “cupo”. Estas chicas eran posteriormente recompensadas con trabajos administrativos, tales como telefonistas o secretarias, en departamentos locales de las SS.
Luego llegó la entrada de las jóvenes “voluntarias” que eran portadores del “elemento nórdico” buscado por los nazis para su regeneración racial y, que, por lo tanto, eran racialmente válidos para ser adoptados por familias de las SS.
Todas las personas que formaban parte de Lebensborn tenían que pasar unas exigentes pruebas raciales, realizadas por anatomistas y antropólogos de la Oficina de la Raza. Lebensborn no permitía fisuras.
En 1940, los Nazis invadieron Noruega, país que ocuparon hasta 1945. El programa Lebensborn (“fuente de vida”, en castellano) se implementó en ese país en marzo de 1941. Se alentó oficialmente a los soldados nazis a engendrar hijos con noruegas que fueran rubias y de ojos azules. Se les aseguró que el Tercer Reich se haría cargo del niño si no deseaban casarse con la madre o si ya estaban casados. Además de pagar todos los costos del parto, la asociación Lebensborn les dio a las madres una importante manutención de los hijos, incluido dinero para la ropa, así como un cochecito o cuna. Solo una pequeña proporción de soldados nazis quiso casarse con las mujeres embarazadas y llevarlas de vuelta al Reich alemán.
Del terrible experimento nacerían más de 8 mil niños en lo que fue “el primer hogar Lebensborn” fuera de Alemania y que luego aumentarían hasta llegar a 8 en el territorio noruego.
En otros países ocupados las relaciones entre soldados alemanes y mujeres locales estaban prohibidas por ser consideradas razas inferiores. Sin embargo, en Noruega pasó lo contrario, Himmler admiraba la “sangre vikinga” de los noruegos y animaba la procreación con mujeres noruegas, que eran consideradas arias puras.
Para llevar a cabo estos nacimientos forzados se requisaron hoteles y villas. Los más de 8 mil niños fueron registrados y asentados con un número y archivo de Lebensborn que contiene sus registros médicos.
Ya durante la guerra, estos niños y sus madres recibieron el rechazo del pueblo y del gobierno noruego en el exilio en el Reino Unido, que, a través de la BBC, en sus emisiones, advertía que al marcharse los alemanes las cosas podrían ponerse desagradables para las madres de estos niños: “Hemos emitido una advertencia anteriormente y lo repetimos aquí sobre el precio que pagarán estas mujeres por el resto de sus vidas: todos los noruegos las despreciarán por su falta de moderación”.
Advertencias que efectivamente se cumplieron, y al acabar la guerra unas 14 mil mujeres fueron llevadas a campos de trabajos forzados durante año y medio, donde muchas fueron violadas.
El pueblo noruego tenía ansias de venganza y encontró en estos niños, que eran llamados “chicos nazis” (más tarde se emplearía el termino niño de la guerra) y en sus madres, las “putas de los alemanes”, su blanco perfecto.
Muchos acabaron en orfanatos donde fueron maltratados y sufrieron abusos sexuales. Otros fueron clasificados como “retardados” y encerrados en clínicas mentales, bajo la teoría que sus madres debían haber estado locas para tener un hijo con un alemán. Pocos de estos niños fueron adoptados, así que la mayoría no abandonaron los orfanatos hasta hacerse mayores de edad.
La vida de la mayoría de estos niños fue realmente dura. Violaciones, acoso en la calle y en la escuela, eran moneda corriente. Hay innumerables testimonios de estos niños que detallan estos maltratos, por ejemplo, los niños de la guerra del orfanato de Bergen fueron sacados a desfilar para que la gente los azotara y escupiera. A otros les arrojaron ácido en la piel para “quitarle su olor nazi”.
Al acabar la guerra, el gobierno noruego llegó a barajar la idea de deportar a los niños a Alemania, pero los aliados la vetaron. Un periódico noruego expresó el temor de que los niños Lebensborn “tengan el germen de algunas de las características masculinas típicas alemanas que el mundo ha visto más que suficientes”.
Un destacado psiquiatra informó que una gran proporción de los 8 mil niños (registrados oficialmente) deben portar genes malos y, por lo tanto, sufrirían retraso mental. Como resultado, cientos de niños fueron encarcelados por la fuerza en instituciones mentales. Aquí a menudo eran maltratados, violados y les fregaban la piel hasta que sangrara.
Años más tarde el gobierno volvió a considerar la misma idea de la deportación, pero esta vez la idea era llevarlos junto a sus madres a Australia, aunque finalmente tampoco se concretó. El asunto fue cayendo en el olvido, llegando a ser desconocido para una gran parte de los noruegos.
Hasta que una hija de ese atroz proyecto nazi se hizo famosa y denunció la verdad de los hechos.
En el medio de esta historia debe hacer su entrada el personaje principal.
Durante los años ’70, el Grupo Abba se convirtió en una revolución musical en el mundo entero. El cuarteto sueco lideró la música pop desde que ganó el Festival de Eurovisión en 1974 con el tema Waterloo.
De allí en más, el conjunto vendió 400 millones de discos en todo el mundo. Y una de las dos vocalistas del cuarteto era Anni-Frid-Synni Lyngstad, más conocida como Frida, hija de un soldado nazi y una mujer noruega. Ella también es una “niña Lebensborn”.
Frida nació en Ballangen, Noruega, cinco meses después de terminar la Segunda Guerra Mundial, como resultado de una relación entre Synni Lyngstad, su madre, con el sargento alemán Alfred Haase. Es uno los más de 8 mil niños también conocidos como “tyskerbarnas” (“bastardos de los alemanes”), otro de los tristes apodos que les dieron a los nacidos dentro del Proyecto Lebensborn de perfeccionamiento de la raza aria.
Poco después de su nacimiento finalizó la Segunda Guerra Mundial y tanto su madre, Synni, como su abuela, fueron tratadas de traidoras y tuvieron que mudarse a Suecia, donde tuvieron que afrontar penurias de todo tipo. Synni moriría pocos años después, dejando a la futura cantante de Abba al cuidado de su abuela.
Después de una adolescencia solitaria y difícil y un matrimonio fallido, Frida decidió comenzar de nuevo en Estocolmo en lo que quería ser: cantante. En la capital sueca conoció al que sería su segundo marido y también integrante de Abba, Benny Andersson.
Entre 1973 y 1981, ABBA fue furor mundial. Vendieron discos a rabiar y su poder era tan grande que se lo colocó en el segundo puesto en Suecia como grupo económico, solo superados por Volvo.
El grupo entró en crisis cuando las dos cantantes y los dos integrantes masculinos del grupo, que eran matrimonios, comenzaron con sus crisis de parejas.
En 1981 Frida, que había denunciado el proyecto Lebensborn. Se divorció de Andersson (se habían casado en 1978) y recién volvería casarse otra vez en 1992, esta vez con Su Alteza Serenísima el Príncipe Heinrich Ruzzo Reuss Von Plauen, un miembro de la familia real alemana con más de un milenio de abolengo a sus espaldas.
Frida pasó a ser Su Alteza Serenísima la Princesa Anni-Frid Reuss, condesa de Plauen. En 1999 quedó viuda, y hoy a los 74 años vive en la estación de esquí suiza de Zermatt y posee una fortuna valorada en 250 millones de dólares, una de las mayores de Suiza. No tiene vida pública salvo su aparición en alguna gala benéfica. Se dedica a obras de caridad, en especial, temas ambientales y la prevención de drogas.
Gracias a ella se conocieron las desgarradoras historias de otros chicos del proyecto Lebensborn, que salieron a contar sus historias, como Paul Hansen, que merece con sus palabras, dijo; “Nací en una casa de Lebensborn en 1942 y mi madre me dejó allí. Más tarde supe que después de la guerra, una delegación del gobierno vino a la casa para decidir qué hacer con los 20 niños de la guerra, incluido yo, que habían quedado allí. Estábamos en fila y el médico dijo que nos llevaría. Resultó que él era el jefe de una institución mental. No hubo pronóstico médico detrás de su decisión. Éramos niños de guerra, y por lo tanto, “retrasados” debido a nuestra paternidad. No hicieron ningún esfuerzo por rastrear a ninguno de los miembros de nuestra familia, simplemente nos encerraron con niños tan enfermos que algunos eran incontinentes e incapaces de alimentarse. Yo tenía cuatro años. “Cuando fui liberado, había perdido cualquier posibilidad de una educación adecuada y durante los años siguientes fui de un hogar a otro”.
Finalmente me enviaron a una escuela especial para niños con discapacidades de aprendizaje y enfermedades mentales. Esta fue la única educación formal que recibí. Los niños de guerra fueron segregados del resto de la escuela. No se nos permitió ningún contacto con la comunidad externa. Luego me trasladaron a otra institución mental, donde finalmente tuve la edad suficiente para salir. La gente de allí me ayudó a conseguir un trabajo en una fábrica. Mis colegas solían burlarse de mí sin piedad hasta que un día me puse de pie y les conté lo que me había sucedido. Nunca más se burlaron de mí y me quedé allí durante 17 años.
Ahora trabajo como limpiador y conserje en la Universidad de Oslo. Por mucho que duela hablar sobre mi pasado, lo hago porque es importante que la gente sepa lo que nos pasó. Pasé los primeros 20 años de mi vida en instituciones mentales solo porque mi padre era alemán.
Nunca nos libraremos del estigma, no hasta que estemos muertos y enterrados. No quiero ser enterrado en una tumba; quiero que mis cenizas sean esparcidas por los vientos, al menos, entonces, ya no molestarán más”.
Abba es sin duda alguna, una de las agrupaciones más populares en todo el mundo y de todos los tiempos, pues la banda que se hiciera famosa en los años setenta gracias al concurso musical de televisión Eurovisión, sigue vigente hasta nuestros días, de igual forma el musical inspirado en sus canciones y que lleva el nombre de Mamma Mia! Sin embargo, a pesar de su popularidad, la agrupación guarda oscuros secretos, tanto en la historia en torno a su separación debido a problemas de adicciones e infidelidades, así como en la vida privada de sus integrantes. Tal es el caso de Frida, quien nació como parte de un experimento nazi, según informó el Clarín.
Anni-Frid Lyngstad, mejor conocida como Frida o como “la cantante morena del grupo” por el tono castaño de su cabello, nació en 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial como parte de los Tyskerbarnas o niños alemanes, que nacieron como parte del aterrador proyecto nazi Lebensborn (fuente de vida, en alemán). ¿Qué era el Proyecto Lebensborn? El proyecto alemán creado por el dictador nazi Hittler, tenía como finalidad preservar y enriquecer los “genes arios” a través de que las mujeres europeas “racialmente puras”, es decir rubias y sanas, tuvieran relaciones sexuales con soldados alemanes con la finalidad de procrear. Luego del nacimiento de los pequeños, las mujeres tenían que entregar a sus hijos al ejército nazi para que fueran adoctrinados, muchos de ellos con familias de élite del Tercer Reich. Lo más aterrador del proyecto es que, a los niños que no nacieran siendo rubios, los abandonaban en orfanatos o incluso llegaban a ser ejecutados
La madre de Frida, Synni Lyngstad, era una joven noruega de 18 años cuando conoció a Alfred Hasse, un sargento nazi de 24 años, con quien procreo a la cantante bajo el proyecto Lebensborn; sin embargo el embarazo se dio en el año de 1945, cuando la caída nazi estaba próxima. Para el nacimiento de Frida, Hittler ya se había suicidado, y el proyecto por el que fue concebida ya formaba parte del pasado junto con el régimen nazi. A los pocos meses del nacimiento de Frida, su madre murió y ella tuvo que quedar a cargo de su abuela llevando una vida relativamente normal hasta el año de 1974, cuando saltó a la fama mundial junto a su agrupación Abba. Debido a su fama, en 1977, una fan alemana de Abba descubrió que su tío era el padre de Frida y tras un reencuentro entre ellos la relación no prosperó y la cantante se distanció para siempre de su papá. En la actualidad, Frida es una aristócrata multimillonaria.