Desde hace 54 años he vestido a Gobernadores, líderes, empresarios y personalidades relevantes: José de la Cruz Coral
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* Hace más de medio siglo nuestro entrevistado impuso la vestimenta  en Sinaloa

* Lo que sí es un hecho, es que ha vendido miles y miles de guayaberas sin tener empleados

Rafael Báez Molina

Culiacán, Sinaloa, México.- La famosa prenda  de vestir procedente de Mérida, Yucatán, fue adoptada por la clase política, empresarial y los diferentes sectores de relevancia en Sinaloa, sin importar la clase social y económica, transformando este estilo de moda, en un icono cultural y de excelencia qué llegó para quedarse (primavera, verano, otoño e invierno, en este último es cuando bajan un poco las ventas). Afirmó que Presidentes de la República, en sus visitas a Sinaloa, han vestido sus guayaberas. Por supuesto, no podían ser la excepción, los gobernadores, líderes, empresarios y personalidades relevantes, tanto a nivel local como nacional.

El origen de la guayabera sigue siendo un misterio, diversas regiones se lo disputan, México, países hispanoamericanos hasta las Filipinas, sin embargo, la teoría más extendida sitúa su nacimiento en Cuba.

Como dato anexo; El presidente Luis Echeverría asume el cargo el primero de diciembre de 1970 y el uso de la guayabera fue una costumbre de los presidentes, antes y después de él. Fue en 1970 cuando Don José vendió sus primeras guayaberas en Culiacán.

Realizando una breve biografía de nuestro polémico personaje, Don José de la Cruz Coral Lizama, nació el 3 de mayo de 1948, en un pueblo de Yucatán de nombre Dzidzantun, ubicado a 70 kilómetros al noreste de la capital y a 30 kilómetros de Motul, la tierra de FELIPE CARRILLO PUERTO, ex gobernador socialista de Yucatán, considerado un héroe nacional y precisamente por indicaciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, 2024 se asignó como, “AÑO NACIONAL DE FELIPE CARRILLO PUERTO”. Don José, se considera uno de los más férreos admiradores de AMLO.

Los padres de Don José, nacieron en Yucatán, Ricardo Cora Manrique y Olga Lizama Lizama, al igual que sus abuelos. En Culiacán encontró a la compañera de su vida, Dora María Hernández Rodríguez, originaria de El Rosario, Sinaloa, con quien procreó 9 hijos, todos ellos profesionistas, la mayoría viven en Canadá y Estados Unidos. Que gracias a su negocio de guayaberas pudo proporcionarles estudios a todos sus hijos, lo cual para él es su gran satisfacción.

Historial:

En 1968, al cumplir  los 20 años de edad, decidió emigrar por cuestiones económicas con intención de llegar a Sinaloa, a Recobeco, Mocorito, a la casa de su hermana y cuñado, maestros de profesión, fundadores de la escuela de esa comunidad, donde su cuñado era el director, a quien el “Día del Maestro”, por gratitud quiso regalarle una guayabera, trasladándose a Culiacán para comprarla, pero al recorrer una tienda departamental en la capital del estado, dijo que se burlaron de él, porque en Sinaloa no se usaba la guayabera, pero le recomendaron, la podría encontrar en algunos estados del sur de la República Mexicana, como; , Veracruz, Tabasco, Campeche,  Yucatán y por supuesto en la Ciudad de México.

Decepcionado por esta situación, tiempo después empezó a analizar la posibilidad de regresar a Yucatán, haciéndolo en 1969, con la finalidad de emprender la aventura de traer guayaberas a Culiacán para su venta, para aprovechar que no tenía mercado, pero había un gran problema. No contaba con recursos económicos para ello, sin embargo, no se amilanó, llegó a la Fábrica de Guayaberas “La Meridana” propiedad de españoles, a quienes les explicó su proyecto personal de establecer su producto en Culiacán. Después de escucharlo, le comentaron que para facilitarle la mercancía tenía que dejar una garantía en respaldo.

Don José de la Cruz Coral Lizama y el periodista Rafael Báez

Su papá creyó en él y como muestra de ello, entregó las escrituras de sus tierras para que le otorgaran el tan anhelado crédito, iniciando en Culiacán su negocio con 100 guayaberas en el Hotel Avenida (todavía activo), perdurando aproximadamente un año como vendedor ambulante logrando vender todas sus guayaberas, motivo por el cual sus proveedores le empezaron a enviar más mercancía, por lo se vio en la necesidad de rentar un local ubicado en Avenida Domingo Rubí número 99 sur, esquina con Francisco Villa contra esquina del “Mercadito Juan Izabal” donde habitó 10 años. Que por supuesto, los mejores clientes fueron el entonces Gobernador de Sinaloa, Alfonso G. Calderón y su Secretario General de Gobierno, Marco Antonio Arroyo Cambero y el resto de su gabinete. Con la garantía de su padre, la Fábrica le otorgó otro crédito hasta por mil guayaberas.

Del anterior lugar, que fue vendido, se trasladó a un local que estaba enseguida del enorme edificio del entonces invencible PRI, ubicado por el Boulevard Francisco I. Madero, entre Domingo Rubí y  José María Morelos, donde se mantuvo firme alrededor de 30 años, ya que Quirino Ordaz Coppel como gobernador, le pidieron desalojara el local, que no le dijeron el motivo, tiempo después le comentaron algunas personas que la intención era remodelar y ampliar el edificio de los priistas, para su mala suerte, “se les volteo el chirrión” porque llegó a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador y todo se les vino abajo con el mentado proyecto. Ahí quedó su local abandonado, donde estuvo 30 años trabajando.

Que afortunadamente, no tardó mucho en ubicarse a unos 300 metros de donde estaba, en la esquina de Francisco Villa y Morelos, lugar donde se encuentra desde el 2015 a la fecha y siempre con su mismo número de teléfono fijo (6677522538), ya que nunca ha utilizado un celular porque no los sabe usar.

Don José, se quedó por un momento con la mirada perdida, hurgando en sus pensamientos, recordando cosas que no me había platicado y cuando regresó de su viaje por la historia, lo primero que dijo fue parafrasear “no cabe duda, recordar es vivir”. Comentó, que su mejor cliente fue el empresario Juan Manuel Ley López (QEPD), seguido por el ex gobernador Juan S. Millán, a quien aprecia mucho, según sus palabras. También otro de sus clientes, el ex gobernador Mario López Valdez. Culminó diciendo que su negocio siempre ha sido muy noble y gracias a ello, nunca privó de nada a su familia, y hasta la fecha le sigue dando para vivir sin ostentaciones y salir delante de las necesidades más apremiantes. Lo que sí es un hecho, es que ha vendido miles y miles de guayaberas sin tener empleados. Y con la satisfacción que en su momento recuperó las escrituras de las tierras de su padre, hombre de palabra.

Su pequeño local siempre está bien ordenado. Las guayaberas escrupulosamente acomodadas por tallas y no permite les metan mano, si alguna persona le interesa algún color, él mismo se encarga de mostrársela y decirle los diferentes precios de las mismas, desde las que cuestan 500 pesos, hasta 4 mil, en adelante. Existen más de 20 tipos de telas (algodón, lino, seda francesa, etcétera) Si alguien desea una guayabera blanca, solo puede mirarla y si desea, se prueban una de las que quieren, pero en otro color, pero el claro no se toca. En verdad fue un placer entrevistar a tan polémico personaje, quien tiene una capacidad fluida para conversar y si existiera La Casa de los Famosos de Culiacán, por supuesto Don José sería uno de ellos.


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